martes, 13 de julio de 2010

Sin City

Una ciudad que atrae a los tipos duros, a los corruptos y los solitarios. Para algunos es un lugar oscuro. Insensible. Para otros es su hogar. Policías corruptos. Mujeres sensuales. Vigilantes desesperados. Muchos quieren vengarse. Otros redimir sus pecados. Y también hay quien espera conseguir un poco de las dos cosas. Un universo de héroes extraños y reticentes que intentan hacer lo correcto en una ciudad que rechaza el bien.

Una creación fabulosa que pasa del comic al cine gracias a los co-directores Frank Miller y Robert Rodríguez, y que cuenta con la colaboración especial del director Quentin Tarantino.
Miller y Rodríguez tomaron las ideas de la historia de SIN CITY directamente de las páginas de un cómic. Y utilizando un formato digital de última tecnología, adaptaron las leyendas urbanas de gamberros, patanes, héroes y mujeres desvergonzadas a la gran pantalla sin perder el marcado estilo del cómic y su ritmo frenético.

El film se desenvuelve en un ambiente hostil con diálogos fuertes, escenografías de temor y sensaciones que le mueven el pensamiento al espectador.
La historia central se centra en Marv, un matón callejero de toda la vida. Cuando Marv acoge en su casa a una diosa de la belleza llamada Goldie, sólo para conservar su cadáver en la cama, peinó la ciudad para vengarse de la pérdida del único amor que había sentido en su corazón.

Otra de las historias es la de Dwight, un investigador privado que se empeña una y otra vez en dejar atrás los problemas a pesar de que no consigue deshacerse de ellos. Después de que muera un policía en el casco antiguo de la ciudad, Dwight no se detiene ante nada para proteger a sus amigos entre las damas de la noche. Y finalmente, está la historia de John Hartigan - el último policía honrado de SIN CITY. Su vida profesional está a punto de terminar. En su último caso trata de salvar a una niña de 11 años de las manos del sádico hijo de un senador... con sorprendentes resultados

Historia de la Historieta

Se llama historieta o cómic a una "serie de dibujos que constituye un relato", "con texto o sin él", así como al medio de comunicación en su conjunto. Partiendo de la concepción de Will Eisner de esta narrativa gráfica como un arte secuencial, Scott McCloud llega a la siguiente definición: «Ilustraciones yuxtapuestas y otras imágenes en secuencia deliberada con el propósito de transmitir información u obtener una respuesta estética del lector». Sin embargo, no todos los teóricos están de acuerdo con esta definición, la más popular en la actualidad, dado que permite la inclusión de la fotonovela y, en cambio, ignora el denominado humor gráfico.
Diversas manifestaciones artísticas de la Antigüedad y la Edad Media pueden ajustarse a la definición de cómic dada más arriba: Pinturas murales egipcias o griegas, relieves romanos, vitrales de iglesias, manuscritos iluminados, códices precolombinos, Biblia pauperum, etc. Con la invención de la imprenta (1446) se producen ya aleluyas y con la de la litografía (1789), se inicia la reproducción masiva de dibujos (las imágenes de Épinal, entre ellas).

En la primera mitad del siglo XIX, destacan pioneros como Rodolphe Töpffer, pero será en la prensa como primer medio de comunicación de masas, donde más evolucione la Historieta, primero en Europa y luego en Estados Unidos. Es en este país donde se implanta definitivamente el globo de diálogo, gracias a series mayoritariamente cómicas y de grafismo caricaturesco como The Katzenjammer Kids (1897), Krazy Kat (1911) o Bringing up father (1913).
A partir de 1929, empiezan a triunfar la tiras de aventuras de grafismo realista, como Flash Gordon (1934) o Príncipe Valiente (1937). Éstas invadirán Europa a partir de 1934 con Le Journal de Mickey, aunque con resistencias como Tintín (1929) y Le Journal de Spirou (1938), y movimientos originales como el de la novela en imágenes. A partir de este año, sin embargo, las tiras de prensa estadounidenses empezarían a acusar la competencia de los comic-books protagonizados por superhéroes.
Durante la postguerra, las escuelas argentina, franco-belga y japonesa adquieren un gran desarrollo, gracias a figuras como Oesterheld, Franquin y Tezuka, respectivamente. En general puede decirse que "el grueso de la producción norteamericana, para la segunda mitad de los años sesenta, ha bajado de nivel y se halla por debajo de la producción francesa o italiana". Será en ambos países donde se afiance una nueva conciencia del medio, orientándose los nuevos autores (Crepax, Moebius, etc.) hacia un público cada vez menos juvenil. Con ello, y con la competencia de nuevos medios de entretenimiento como la Televisión, el cómic va dejando de ser un medio masivo, salvo en Japón. Precisamente, su historieta conquistará el resto del mundo a partir de 1988, gracias al éxito de sus versiones en dibujos animados. Del mismo modo, las experiencias del cómic underground de los años 60 cristalizan en un sólido movimiento alternativo, ya en los 80, que da lugar a su vez al movimiento de la novela gráfica. Internet también constituye un nuevo factor a tener en cuenta.

Mandalas??

Es interesante interpretar el significado de un mandala. Jugar con la semiótica en el sentido de las convenciones sociales del lenguaje y como una simple figura mantiene un trasfondo cultural legado por generaciones sin necesidad de utilizar el lenguaje verbal.

A continuación una breve reseña de los orígenes de los mandalas.
Es un término de origen sánscrito, que significa diagramas o representaciones simbólicas bastante complejas, utilizadas tanto en el budismo como en el hinduismo.

Los mandalas son diagramas o representaciones esquemáticas y simbólicas del macrocosmos y el microcosmos, utilizados en el budismo y el hinduismo. Estructuralmente, el espacio sagrado (el centro del universo y soporte de concentración), es generalmente representado como un círculo inscrito dentro de una forma cuadrangular. En la práctica, los yantra hindúes son lineales, mientras que los mándalas budistas son bastante figurativos. A partir de los ejes cardinales se suelen sectorizar las partes o regiones internas del círculo-mandala.

Por otra parte, la mayoría de las culturas posee configuraciones mandálicas o mandaloides, frecuentemente con intención espiritual: la mandorla (almendra) del arte cristiano medieval, ciertos laberintos en el pavimento de las iglesias góticas, los rosetones de vitral en las mismas iglesias; los diagramas de los indios Pueblo, etcétera.

Es muy probable que esta universalidad de las figuras mandálicas se deba al hecho de que las formas concéntricas sugieren una idea de perfección (de equidistancia con respecto a un centro) y de que el perímetro del círculo evoque el eterno retorno de los ciclos de la naturaleza (tal como en la tradición helenística lo proponía, por ejemplo, el uróboros).

A su vez, en los rituales mágicos es frecuente la separación de un espacio sacro respecto de uno profano; para esto, en la tradición del ocultismo occidental, se ha recurrido y recurre a los círculos mágicos; el espacio sacro —o al menos el del ritual— es el inscripto en tales círculos que, de este modo, cumplen funciones análogas a los mándalas orientales.

Esta universalidad de los mándalas hizo que el psiquiatra Carl Gustav Jung los privilegiara como expresiones probables de lo inconsciente colectivo. Para Jung, el centro del mándala figura al sí-mismo (Selbst), que el sujeto intenta lograr perfeccionar en el proceso de individuación.

Un sol muy al estilo Tolita

En 1940, en un lugar llamado Chunucari, cerca de la ciudad de Sigsig, en los Andes meridionales de Ecuador, unos huaqueros descubrieron una pelota de oro estrujada. La vendieron, intocada, a un individuo local que compraba y vendía antigüedades, y este a su vez a Max Konanz, un coleccionista de Cuenca.

En los meses siguientes, Konanz y su esposa abrieron laboriosamente la pelota que resultó ser la cara grande (ca. de 44 cm. de alto) de un sol de oro, martillado en el estilo provincial Huari-Pachacamac. Por algunos años, Konanz exhibió el sol en su museo privado, y luego vendió su colección al nuevo Museo del Banco Central del Ecuador.

El sol de oro, posiblemente una de las piezas más espectaculares que se conocen de la antigua metalurgia ecuatoriana, se convirtió en el logotipo del Museo y del mismo Banco Central del Ecuador. Sin embargo, en algún momento de esta larga historia, la proveniencia fue cambiada en su ficha de registro de Chunucari a La Tolita, una cultura ubicada en la costa junto a la frontera con Colombia.

El sol de Quito mide 44 cm, tiene 46 rayos, éstos están distribuidos en manojos a cada lado de la cara y en un penacho encima. El sol Chunucari tiene en el pedúnculo del penacho un pequeño diseño de dos figuras de dragón en antítesis. Los rayos del sol terminan en cabezas de serpiente con cabezas de trofeos humanas en su boca, poseen una línea central repujada en zigzag del sol de Chunucari. Tienen la cara delineada en forma de una curiosa T y su boca tiene colmillos.

En otro dato, algunos estudios estilísticos y análisis físiconucleares, realizados por expertos internacionales y locales, permiten concluir que el Sol de oro que es la insignia del Banco Central del Ecuador proviene de la cultura La Tolita, que floreció en el Litoral norte del Ecuador y en la Costa del sur de Colombia, entre el 300 a.C. y 400 d.C.

Intihuatana

El Intihuatana es el centro de cada construcción religiosa del imperio inca. Es en su mayoría una piedra (de un bloque) bien labrada, a un tamaño entre 1-2 metros de altura y un diámetro de 2 metros. Tiene la forma de una base (50% de su altura) con varios pequeños niveles (en distancia de decímetros entre cada uno) y en su centro se eleva un "torreón" de cuatro ángulos. Cada ángulo indica a una de las principales direcciones geográficas: norte, este, sur y oeste.
La palabra tiene, según algunos científicos, el significado "donde se ata (o amarra) el sol (inti)", y se cree que servía como calendario, para definir las estaciones, según la sombra que daba el sol a la base de esa piedra.

Dentro de Quito hemos visitado muchos lugares donde se posan monolitos, esta vez llegamos al parque Itchimbia, encontramos un lugar muy común en el cual se halla varios monolitos que se ubicaron en puntos estratégicos de acuerdo a lecturas ancestrales. En el centro de este lugar esta una punta muy alta, al momento de chocar con los rayos del sol muestra una sombra, se dice que nuestros ancestros se basaban en dicha sombra para darse cuenta en que mes se encontraban, una lectura difícil para nosotros, pero hasta ahora esa lectura de la sombra dependiendo del lugar que señala es exacta a la estación que se encuentran.

martes, 6 de julio de 2010

Arte Precolombino en el museo del Alabado

El valor ancestral de la cultura ecuatoriana, si bien es importante para reconocer nuestra identidad, no es precisamente el más importante de los espectáculos culturales a los que se puede acceder. Desde la auto negación de lo que somos es difícil proponer un modo de vida basado en nuestras costumbres y tradiciones autóctonas.
Agregándole a esto la poca importancia que el estado ecuatoriano le da al reconocimiento y difusión de las culturas ancestrales, la empresa privada ha tomado la iniciativa de dar apertura al conocimiento de nuestros ancestros por medio de la escultura precolombina.

El trono es una simbología de alto poder en todas las culturas. En las culturas precolombinas ecuatorianas no fue la excepción. El arduo trabajo en piedra empezaba a constituirse en un trabajo artesanal detallado. Es así que el trono ceremonial de la cultura. La simbología del hombre con cuerpo de jaguar, ubicado en la base del trono, le da a la figura una posición de poder frente al conglomerado social.



En la cultura Jama Coaque podemos evidenciar una representación cultural fálica en la que el dominio del hombre empieza a constituirse. El detalle de la escultura sugiere una mayor preparación y sutileza al momento de plasmar en el barro los finos objetos que se encuentran en el hombre.


Una representación parecida a un dragón, sugiere un contacto con culturas provenientes del Asia. La representación de un dragón combinado con animales ancestrales como los mamíferos pequeños que existían en América. El encontrar gran cantidad de mamíferos representaba para los aborígenes ecuatorianos un presagio de abundancia.